domingo, 6 de septiembre de 2009

El saco de Zapatitos

-Serie de relatos de política-ficción. Cualquier parecido con la realidad puede no ser casualidad, pero los personajes no son reales, tan sólo fruto de la peor de nuestras pesadillas.
La acción se desarrolla en nuestros días, en Lacaña, país donde habitan los ñoletes, seres venidos en la antigüedad de todas partes, por tanto de gran diversidad cultural e incluso lingüística (tanto que acabarán por no entenderse), masoquistas y acostumbrados a votar mansamente cuando se lo piden-.

Zapatitos llevaba a cuestas su enórrrrrrrme saco lleno de ñoletes. A escasos metros le seguía Tapoy, babeando y frotándose las manos.
El saco que transportaba aquél tenía un agujero, por el que caían sin parar los ñoletes que perdían su trabajo. Por cada ñolete caído: un aplauso de Tapoy, quién libreta y pluma en mano, iba anotando todos los nuevos parados. Ambos muy contentos, felices con su labor: Zapatitos porque cada vez perdía menos ñoletes por el mencionado agujero: y Tapoy porque pensaba en cada nuevo parado como un futuro voto para él.
Ambos, cegados por su avaricia, no eran conscientes de la realidad. Si Zapatitos perdía cada vez menos ñoletes no era por su buena gestión, no, sino porque cada vez quedaban menos dentro y más fuera del saco; cuantos menos ñoletes transporte, menos pueden caer. Y Tapoy,aplaudiendo y contando posibles nuevos votos para su definitivo asalto a la Tontoya –palacio dónde residen los presidentes de Lacaña-, no puede ocultar el plumero (he dicho plumero, que no pluma ¿eh?) de que nada le importa salvo sus ansias de recuperar el poder.
-No te pierdas el próximo capítulo de Zapatitos y Tapoy. ¿Se chivarán al Bombón de lo malos e inútiles que son? ¿Seguirá Zapatitos perdiendo ñoletes y diciendo “ole, veo brotes verdes”? ¿Dejará Tapoy de oponerse a todo y por fin proponer juntos soluciones? Próximamente aquí.

2 comentarios:

Cardiel dijo...

Muy buena historia, de verdad. Ha retratado la realidad actual de un plumazo con un cuento simple y con la moraleja destapada e incluída en él. ¡Y con sentido del humor! Porque desde luego estos temas le sacan a uno de quicio y casi nos llevan a insultar. Estoy esperando la siguiente historia...

Alberto dijo...

Gracias y me alegra que te guste. Espero que los siguientes capítulos también, pues reconozco que con los años he perdido los pocos pelos que tenía en la lengua.