jueves, 10 de septiembre de 2009

Cuentas públicas

-Serie de relatos de política-ficción. Cualquier parecido con la realidad puede no ser casualidad, pero los personajes no son reales, tan sólo fruto de la peor de nuestras pesadillas.Para leer los capítulos anteriores haz click AQUI.

Mientras lo dos tipejos andaban pensando en sus cosas -aclaracion: Zapatitos en las batuecas y Tapoy en busca de las elecciones perdidas- otro personajillo, el Curita, seguía sus pasos.
Apercibido de esto, Tapoy le pregunta: "Hombre, Curita ¿qué haces tú por aquí?"
El interpelado, sin dejar de mirar uno por uno los ñoletes que van cayendo del saco de Zapatitos -Hola, jefe, recojo ñoletes, sólo los palencianos, los demás no me interesan. Primero les ofrezco trabajo y luego me los llevo a uno de los actos de tu adhesión inquebrantable hacía mi persona, y que tanto reconfortan mi espíritu-. Tras lo que suspira en beatífica actiud y se santigua.
Mientras, el incansable Zapatitos, que se ha percatado de algo, se acerca a ambos -. Oye, no estareis hablando de trajes y bolsos ¿verdad?-.
-Tú y tus escuchas ilegales -. Contesta iracundo Tapoy -Hablábamos de anchoas, del Cantábrico y de Santoña. Zapatero a tus zapatillas y deja de perseguir a los ñoletes de bien.
El curita, tras vitorear las palabras de lider, se va a canjear cromos por trajes mientras los personajillos se enzarzan, cómo no, en una de sus habituales peleas.
-Te invito a repasar juntos las cuentas del Estado, ingresos y gastos-. Propone Zapatitos.
-Me opongo, no quiero, sólo son tus cuentos-. Responde Tapoy sin apenas haber escuchado, pero pensándolo mejor continúa -. Además, si no sabes leer tampoco sabrás contar, Zapatitos. No nos engañes.
Mientras el uno hablaba de su abuelo el otro se oponía, para luego acusar al primero de "encarnao desfasao" -igual que rojo del demonio, pero políticamente más correcto- mientras aquél buscaba espárragos verdes, brotes y hasta la memoría, la histórica, que se le había olvidado.
-¿Seguirán discutiendo los tipejos hasta que los ñoletes se cansen y los echen al mar? ¿Pararán cuando se den cuenta que nadie les escucha, ni cree y las televisiones dejaron de emitir? Ellos no lo saben, pero alguien muy regio les escucha desde el palacio de La Opereta.

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