domingo, 21 de junio de 2009

Alfonso Sastre

He leído algunos de sus libros y, sobretodo, los dramáticos. Sabía de su condición y la de su pareja como luchadores antifranquistas, y, sobre todo y dada su trayectoria, su enorme potencial como intelectual librepensador.
He de suponer que esta no es la democracia que usted soñó de joven y por la que tanto luchó, como no lo es para tantos españoles, pero en los últimos años me sorprende y desilusiona su posicionamiento intolerante y neofascista.
La amenaza que acaba usted de brindar al lehendakari no deja lugar a dudas acerca de su evolución política, intelectual y moral: ha copiado los métodos de sus antaño enemigos, los nazis. Estos, como usted bien sabe, no sólo gaseaban a sus enemigos sino también daban tiros en la nuca a civiles indefensos ¿Le recuerda a algo? Proclamaban la diferenciación y supremacía de una raza sobre las demás ¿Curiosa la coincidencia? Por su nacionalismo exacerbado llevaron a la humanidad a una guerra que costo ¿50 millones de muertos? Afortunadamente dudo de la capacidad de sus "nuevos amigos" para llevarnos a semejante cataclismo, pero sólo porque no pueden, pues usted sabe, o debería saberlo, que el nacionalismo como el capitalismo y otros inventos de unos pocos, son insaciables y jamás se conforman con lo que tienen: siempre quieren más, a costa de quién sea.
Me da igual como lo digan vds. en euskera, como lo hicieron antes los nacis en alemán, los fascistas en italiano, o los franquistas en castellano viejo: sus métodos son casi iguales. Y en verdad sólo tengo estómago para ojear el Mein Kampf de Hitler o el ideario político de Sabino Arana. Ni los españoles somo bajitos y feos y odiamos a los vascos, ni creo en la supremacia de una raza sobre otra. Creo que las banderas y fronteras ya han causado en el mundo mucho dolor e injusticias y la lucha de un obrero de Vizcaya no debe ser muy distinta a la de una ama de casa en Andalucia o un pobre paria de Senegal.
Sería muy prolito ahora entrar en justificaciones históricas, que además siempre son susceptibles de interpretación (y si son objetivas, todas válidas), pero no paso por alto la voz de las urnas, las que han dado mayoría a electores vascos que no quieren lo que ustedes y que, sintiéndose españoles, tienen tanto derecho como los separatistas a opinar: esa es de las pocas grandezas de la democracia y que vds. niegan. Tan vascos son los que han votado pp, psoe o upyd, que a las opciones separatistas, pero igual me lo niegan: es cuestion de respeto y objetividad, algo que vds. han perdido hace mucho.
Siempre me gustó hablar con personas inteligentes y cultas, pero dudo que ahora fuera ya posible debatir con vd. en un café acerca de esto y tantas cosas: yo no llevo pistola, ni guardaespaldas, no chantajeo ni lo acepto, menos aún amenazo de muerte a nadie, amo la libertad y la expresión de pensamiento e ideas por medios pácificos, y no supedito (como creo que hizo vd. en su juventud) ningún nacionalismo a la auténtica lucha de clases, entendida ésta como la extensión de la libertad y la dignidad a todo el género humano. Lástima lo haya olvidado.
Lo siento, pero su amenaza velada al lehendakari, elegido por mayoría, no lo olvide, me causa vergüenza ajena. Jamás esperé algo así de vd.

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